Definitivamente Japón me impactó. Allí tuve la oportunidad de ver a las “maikos” –aprendices de geishas- una experiencia que nunca olvidaré ya que a día de hoy sólo quedan unas 70 geishas y 100 maikos en Japón.
Algo realmente sorprendente es ver los salones abiertos en domingo – su día festivo allí es el martes - y observar que aun siendo festivo estaban llenos de clientes. Otra de las peculiaridades de los salones japoneses, es la paz y armonía que se respira en ellos, el ritual del masaje por ejemplo (sólo el verlo ya te relaja). Allí se trabaja con calma y parece que no haya clientes con prisa, el cliente va a disfrutar y a relajarse…algo que aquí parece una utopía y que sin duda nos haría falta a todos.
Creo sinceramente que tenemos aún muchas cosas que aprender de la cultura oriental. Entre muchas otras, el hecho de saber degustar los pequeños placeres que están a nuestro servicio. No nos dejemos llevar por la tiranía del tiempo y empecemos a disfrutar tomándonos el tiempo necesario para disfrutar de cada momento.
…Slowdown…
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